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jueves, 9 de junio de 2011

Poema de mi Padre

El poema principia con un gesto de ternura filial:  la amorosa hija rescatando las memorias literarias del padre, un hombre que prefirió guardarlas en el más íntimo de sus cajones, antes que buscar publicarlas, por el escepticismo propio de quien se ha forjado en la escuela crítica de la vida, y ve en el "halago fácil" un peligro inminente en la estrecha dimensión de la provincia, su provincia, su ínsula, alcanzada por las leyes del mercado que han convertido la tierra, los litorales, sus ponientes y noches de luna, la herencia de sus ancestros, en una mercancía puesta a disposición de "endriagos", de aquellos monstruos mitológicos citados por Amadís de Gaula,  encarnados por una modernidad marcada por esa lógica utilitarista y mezquina, que amenaza con aplastar los valores humanísticos, el romance y la poesía.

 Dejándose llevar por el ritmo natural de la lengua española, el octosílabo, el metro del romance y de los corridos mexicano, Juan Pedrín, cabeza de una familia cabeña fundadora, desanda en estos versos (postmortem publicados)la simbólica ruta del Quijote, y como el Caballero de la Triste Figura, acaba confrontando su "locura", su "bronco corcel de ideales",  con el duro lenguaje de los hechos de una realidad cosificada y cercada como las idílicas playas nativas , por el Signo de los tiempos: "Mil estiradas serpientes/ besando la última ola...En desafío creciente / con cascabeles de acero/ me silban irreverentes.."
 

Los griegos llamaban al poeta VATE: el que vaticina. Y el maestro Pedrín, forjado en la mística cardenista de la legendaria normal rural de San Ignacio, fue, es, uno de ellos. 

                                                                         Edmundo Elizardi


Versos de mi Padre


 Por dar contra a Don Quijote
Yo desanduve el camino
Y recorrí mi campiña
En bronco corcel de ideales,
Vendiendo noches de luna
Y puestas de sol a endriagos.

No quise largos caminos
Ni sanchos que me adularan
En circulo tan estrecho
Rompí lazos.....
Y en mi ínsula desierta
Imité al loco manchego
Desbordando mis ideales.

Y yo que me quedé en provincia
Para probar mi templanza
En el aula y en la playa
En el monte y en la sierra
Vendí granos de esperanza
A la grey de mis afanes.

Vino pronto la cosecha
De risueños doctorados
Que en derrame de ilusiones
Por senderos de la patria
Forjaron sus nuevos lares.

Seguí hipotecando lunas
Y puestas de sol a endriagos.

De pronto el límpido cielo
De Calafía la ignorada
Por mil pájaros de acero
Fue su tierra profanada.

Se fue estrechando el paisaje
Y modernas atalayas
De hierro cal y cemento
Bordearon las quietas playas
Herencia de mis ancestros.

Y yo que me quedé en mi pueblo
Guardando noches de luna
y puestas de sol .... Y viento
Como preciado tesoro
De nuestros hijos ..... Al tiempo.

Mil kilómetros de cercas
Mil estiradas serpientes
Besando la última ola
En desafío creciente
Con cascabeles de acero
Me silban irreverentes.

 (Juan Pedrín Castillo)